Somos un colectivo transdisciplinario conformado por estudiantes, graduados, docentes y trabajadores de la ciencia, en su mayoría de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Trabajamos en torno a problemáticas asociadas con el agua en lugares social y ambientalmente relegados. Nos organizamos de manera horizontal y mediante consensos.

En la búsqueda de una ciencia comprometida con las problemáticas y necesidades populares, construimos conocimientos de forma conjunta con organizaciones que trabajan por el cambio social. A su vez, desde el ámbito universitario impulsamos la interacción entre la docencia, la extensión y la investigación de acuerdo a esta manera de entender la ciencia, promoviendo un debate crítico sobre el modelo actual de universidad


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viernes, 21 de febrero de 2014

En La Tercera, Diario del conurbano sur

Almirante Brown
Especialistas de la UBA limpiarán el San Francisco
Integran el Taller de Aguas, un emprendimiento que lleva la ciencia al barrio. Realizarán el mantenimiento de las especies vegetales que plantaron en el arroyo para recuperarlo. También, relatarán en qué consisten las técnicas naturales para preservar el sistema y evitar que sea un basural a cielo abierto.
  Estudiantes, graduados e investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA decidieron “construir” saberes “comprometidos con las problemáticas sociales”. Sembraron plantas en las márgenes  y el interior del arroyo San Francisco de Claypole, Almirante Brown, en un tramo factible de ser recuperado porque el grado de comunicación no es tan grave como en otros. Mañana convocarán a los vecinos y las vecinas a limpiar las especies vegetales y a conocer técnicas de “fitorremediación”.
El beneficio de que haya plantas en un curso de agua va más allá de mejorar la apariencia estética. “Pueden oxigenar el arroyo y quitar los nutrientes que están en exceso”, le explicó aLA TERCERA Carmen Sabio y García, bióloga e integrante del colectivo. Por eso colocaron especímenes adecuados en la orilla del cauce y otras flotantes en su interior. Para eso, antes limpiaron la zona de botellas y plásticos y concretaron un estudio que determinó que el tramo que trabajan “se puede recuperar”. Son cerca de 400 metros ubicados a metros de El Galpón Cultural y el camping del sindicato de gráficos, en Aquino e Italia.
En ese punto se reunirán mañana a las 9 los especialistas y voluntarios que quieran mantener el buen estado del verde plantado y aprender qué tener en cuenta para aplicar técnicas de incorporación vegetal a sistemas hídricos para devolverlos a su estado natural. Es importante la intervención “en primavera y verano para que no crezca indiscriminadamente” el material.
Cuando está en las condiciones óptimas, “las raíces absorben el agua, lo que sirve para contener la crecida” del cauce y evitar inundaciones, señaló. La saturación del San Francisco y el “excedente de nutrientes” están dados mayoritariamente por desechos domésticos como detergente y basura. Por eso los miembros del taller insisten en que debe haber cestos a lo largo de la vera del arroyo, para que los vecinos y las vecinas puedan arrojar ahí los desechos cuando el servicio de recolección no es el óptimo.
“Gran parte de los desagües de las casas y del camping van” al sistema que recuperaron, aseguró la especialista. En la avenida 2 de Abril también se produjo un foco de acumulación de productos de descarte. Para cambiar el ecosistema –de la mano, reducir los riesgos para la salud a la que se exponen las personas- hacen hincapié en la urgencia de “concientizar a la gente para que sepan que se puede recuperar, que no es un basural sino que hasta se puede emplear como zona de recreación”, convocó Sabio y García.
El Taller de Aguas es un grupo de personas formadas en la UBA que se proponen salir del aula para trabajar en barrios donde podrían convivir con flujos contaminados. Luego de análisis e informes suelen elevar sus conclusiones a las autoridades municipales y al vecindario, para que se sepa qué herramientas se pueden emplear para la recuperación. Realizan estudios fisicoquímicos, microbiológicos y parasitológicos de las muestras que obtienen y luego traducen los resultados en intervenciones participativas, que pueden ir desde jornadas de acción directa hasta charlas con colectivos sociales que estén dispuestos a realizar el trabajo territorial.
El primer acercamiento del equipo con la zona fue en 2009, cuando determinaron que en el Mariano Moreno “el 100 por ciento de los pozos de agua particulares examinados no poseen agua apta para el consumo humano, ya que muestra signos de contaminación microbiológica y fisicoquímica”, según planteó un documento difundido entonces.